Y fui trenzando sueños como si de un virtuoso estilista se tratara.
Una realidad paralela que con el paso del tiempo te atrapa.
Y queriendo ver el resultado con brillo perfecto y desenredado, encontré... que con el paso del tiempo, todo estaba enmarañado.
Y se borró la sonrisa ingenua de mi rostro, los ojos ya no brillan y en mi cerebro hay monstruos.
Vagabundeo por el mundo, a veces, hasta me escondo, hasta que aprenda a peinar estos enredos locos.
Y saber que perdonar, no es sólo para otros. El perdón más complicado... el que vivimos con nosotros.
Mi trenza lucirá bella, si lo consigo y espero, sea pronto.