Era un día de febrero, siempre le habían gustado los días de invierno, y tal vez, este sería un buen día para llevar a cabo lo que su mente llevaba años maquinando.
No hacia falta mucho equipaje, cuanto menos peso, mejor.Nunca se había visto en ese empeño con lastres.
La vida la había hecho madurar antes de tiempo, pero no había abandonado ni sus sueños, ni esa absurda idea de cambiar el mundo.Nadie entendía bien como podía tener esos pensamientos, ni tampoco nadie la entendía, pero eso tampoco la hacia pensar que estaba equivocada, eran ellos los que no eran capaces de ver mas allá de sus narices todo lo que el mundo escondía para ser feliz, y aunque con bastantes cicatrices en su cuerpo, decidió que era el momento.
No quiso despedirse, de esa manera no tendría que dar explicaciones a nadie, y tampoco tendría que oír, eso de...estas loca? ya les diría a quien de verdad se lo mereciera que se encontraba bien.No tenían que saber mucho mas.
Una pequeña mochila, una foto, una carta y un reloj, algo de ropa y poco mas, ese seria su equipaje.Desconecto el móvil, desconecto la luz en casa, cerro la llave del agua, las persianas a la mitad, todas a la misma altura,(siempre había odiado tener todo bajo control y en perfecto orden).
Dejó su mente en blanco, no le costaba mucho, solía hacerlo a menudo, y emprendió su viaje.
Cuando empezó a andar se dio cuenta de todas las cosas que estaban en el camino, en el suelo, piedras de extrañas formas, jejeje, recordó con una sonrisa aquella amiga a la que tanto le gustaba coleccionar piedras, todos tenemos nuestras manías.Observó también pequeños y minúsculos insectos, quien fuera uno de ellos, tiene su riesgo, puedes ser pisoteado, pero eso también sucede en el género humano, nos gusta pisotear al que está a nuestro lado por simple placer, y si nos cuesta mas de lo que pensamos, es entonces cuando se lo hacemos a los insectos...quien es verdaderamnete, insecto. Habíamos quedado pequeña que dejarías tu mente en blanco, curiosa manera tienes de ello, no haces mas que darle vueltas a todo. Se paró un momento, apenas segundos, y entendió que seguía con esa mala costumbre que también le reprochaban los que la querían, era cierto, el tiempo que llevaba andando, no podría describir el paisaje, ni si había gente a su alrededor o no, sólo podría describir lo que había en el suelo y sabía que sólo dependía de ella el querer ver lo que le deparaba la vida, tienes que hacerlo, debes levantar de una vez esa cabecita loca y en ebullición, sabía que por mas que le dijeran sólo lo podría hacer ella, levantar la mirada y poner en práctica todo lo que le solía decir a los demás cuando se sentían de esa manera, que ella sabría describir sin titubear.(Pero, por mas que conseguía que los demás reaccionaran, jamas había conseguido reaccionar ella, y nadie se lo hubiera imaginado).
Pasear al perro.
Hace 6 días
4 comentarios:
Lo importante es el camino, no la meta. Y ahí estás... como todos.
Me alegro de tu regreso, o de tu viaje.
Eso mismos me repito yo cada día, que me voy a perder y no me va a encontrar ni Lobatón.... vivir de mochilera por el mundo.
¿A dónde te diriges??? Cierto es que el camino es lo que importa, pero la dirección es imprescindible para llegar a alguna parte. Un abrazo.
Solo tus pasos hacen el camino.
Recuerda siempre vas detras cuando persigues tu destino.
besitos -- si te pierdes, silva!
más besos.
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