martes, 6 de octubre de 2009

Simplemente por ser tu.

Siempre te esperé, y aunque no sabia de ti, te conocía, pues siempre fuiste aquel por el cual soñé seria mi mundo, mi universo, mi todo en la eternidad. Suspirandote, enloqueciendo en la espera y dudando de si realmente existías o eras fruto de las calenturas de una fiebre por tener lo imposible. Pero siempre supe que eras real, y sin haberte conocido antes, sabias quien eras, pues así te sentía y hacías que cuando te pensaba dejara de latir mi corazón, pues galope desbocado era su conversión hasta doler tan profundamente que solo el bálsamo de la promesa de saber que eras real y llegar a conocerte y no solo presentir conseguía calmar tan pobre músculo que no cabía en su caja y amenazaba salir de ella impaciente de encontrarte. Que hacer, no dejo de preguntarme a modo de pobre naufrago que en su balsa ve al fin costa y desespera de alcanzarla ante el estruendo de las olas en los acantilados de la distancia y los arrecifes del espacio que intentan quitarle esperanza de hallar refugio en la dulce cala que avista. Como así haría el viajero perdido de caravana del desierto huele la humedad de un manantial y aunque ve el verdor del oasis no puede ya en su desaparición alcanzarlo aunque alzando la mano abarque el espacio que este ocupa, sin fuerzas para maldecir el no poder saciar su sed en las aguas que se le ofrecen, y tan solo llorar de rabia e impotencia. Y sabiendote mi salvación no llegar a ti.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay que desesperar. Cuando menos se espera, la costa ( y con ella la salvación) aparece a dos brazadas.

carlota dijo...

Saber que está ahí y no lo puedes alcanzar (la costa,la salvación , el amor , la pasión ) desespera, desmoraliza , desencanta ...


Besos

Marga Esteban dijo...

la salvación sólo es tuya.
La esclavitud , es sólo nuestra. Los cambios han de ser más profundos.

S. dijo...

Desespera tanto...pero hay que salvarse.

IBE dijo...

No vale la pena desesperarse por un espejismo en el desierto. Para no tener que esperar un oasis de verdad, a la próxima, lleva una cantimplora más grande.

Con ello, llegas a la jaima más próxima y te montas un fiestón con esos egipcios de ojos verdes que ví yo en mi viaje, que ves tontería esperar a nada ni nadie, vamos.

Besitos, guapa y muy romántico el texto.

Anónimo dijo...

Ayy los amores que no se dejan alcanzar, nada, rema, bucea cual sirena...alcanza la orilla y no te dejes ahogar. Me encantan tus escritos, casi se leen sin respirar. Besitos

Bubo dijo...

Siempre se puede dar un paso, o una brazada más. Aunque si la costa que quieres te pide ese esfuerzo quizá deberías ir a tomar el sol a una calita de por aquí cerca. O llevarte una botellita de agua al desierto... Algunas veces las cosas más valiosas las tenemos más cerca y no necesitan de tanto esfuerzo. Pero nos gusta martirizarnos.

Nadia dijo...

Esos amores escurridizos, que no se alcanzas... llegan a obsesionarnos, pero siempre aparece una costa, sea la ansiada u otra, y quien sabe, quizá es una bonita isla llena de agua, selva y frutos tropicales.

Me gusta la pasión que describes vecina!

Besos desde el 5ºB!

Anónimo dijo...

La salvación depende de nosotros mismos.
Me gusta tu forma de escribir.

Mnemósine dijo...

Quien espera desespera....q me lo digan a mi. Asi q desespera tu a los demas

Anónimo dijo...

Me encanta el nuevo look de tu blog, está genial!!!!! te lo has currado pero bien.

Sobre tu post, cuando menos lo esperes esa persona aparecerá a tu lado, tu sigue pensando y deseand y verás.

Buenas semana y martes trece!!!!
Beostes!